La
mayoría de las aves rapaces diurnas construyen sus propios nidos.
Esto se aplica a la mayoría de los Accipitridae, y dentro de los
Falconidae, a los caracaras (Phalcoboenus spp., Caracara plancus y
Milvago chimango). Los materiales empleados son en general ramas
en su parte externa, y otros materiales más suaves en la copa interna.
Los tamaños son variables, desde 20 cm de diámetro en el
vari hasta más de 1 m de diámetro en el caso del águila.
Los sustratos empleados para colocar el nido pueden ser riscos, árboles,
arbustos, o aún en el suelo. En algunos casos utilizan también
como soporte construcciones hechas por el hombre, como las torres de tendido
eléctrico y los postes telefónicos. Los halcones (Falco
spp.) ponen sus huevos en una saliente en un acantilado, en un árbol
hueco, o en el nido de algún otro ave grande.
El vari es la única de las rapaces diurnas chilenas que habitualmente
nidifica sobre una plataforma a unos 15-25 cm sobre el nivel del suelo,
especialmente en tierras bajas, al pie de un arbusto o una mata de pasto
o en lechos de juncos de lugares pantanosos. El nido es casi circular
(de 30 cm de diámetro aprox.), generalmente construido con tallos
de juncos secos.
En general los Strigiformes no construyen sus nidos, y utilizan una gran
variedad de sustratos para colocar sus huevos. La lechuza es conocida
por su plasticidad en la elección del sitio de nidificación.
Nidifica en huecos naturales (árboles, cuevas en rocas) y en muchas
partes de su amplio rango en estructuras hechas por el hombre (galpones,
campanarios, etc). Indudablemente esa plasticidad la hace apta para utilizar
nidos artificiales (Bellocq 1993). En el caso del tucúquere (Bubo
magellanicus), el sitio de nidificación varía de acuerdo
al terreno y la disponibilidad, pudiendo hacerlo en cuevas o fisuras dentro
de los riscos, huecos de árboles o nidos de rapaces abandonados
en árboles como el peuco. Llos nucos seleccionan pastizales densos
y altos, y sus nidos consisten en una simple depresión en el suelo,
pero protegidos desde arriba por la vegetación, dándole
un aspecto de cueva. También nidifican en el interior de matorrales
densos y en tocones huecos protegidos por el pasto. El chuncho (Glaucidium
spp.) nidifica en huecos de árboles, tanto naturales como
excavados por especies de carpinteros. El concón (Strix rufipes)
utiliza huecos de árboles para nidificar.
La excepción a la regla general de que los Strigiformes no construyen
sus nido, es el del pequén. Esta especie vive todo el año
en túneles subterráneos que excava él mismo o que
adapta de las de otros animales como conejos o roedores. La cueva terminada
suele llegar a 1,5 m de profundidad y es un recorrido tortuoso de hasta
4 m con una leve pendiente, que termina en una cámara cuadrada
de alrededor de 15 cm de largo por 20 de alto. La entrada es de unos 20
cm de diámetro con una especie de rampa levantada con los materiales
extraídos de la excavación.
Algunas veces las aves rapaces utilizan nidos abandonados de otras aves.
Esto es más común en las aves que no construyen su propio
nido, como Strigiformes y halcones, aunque también se ha observado
en Accipítridos.
La construcción del nido (o su reparación) suele ser llevada
a cabo por ambos sexos, aunque esto se ha observado para pocas especies.
En el vari, aguila y el peuquito ambos sexos llevan material al nido.
En el caso del pequén, algunas veces ambos integrantes de la pareja
excavan la madriguera y, en otras ocasiones, sólo la hembra trabaja,
en tanto que el macho vigila desde una rama.
|